Historia de las extracciones de marihuana

En los últimos años, los concentrados de cannabis han visto como su popularidad se expandía por el mundo entero, particularmente en América y Europa. La gran calidad que las modernas técnicas de extracción ofrecen, junto a la aparición de más y más variedades de marihuana especialmente criadas para este fin, han propiciado un auge en el uso de extractos tanto por parte de usuarios medicinales como recreativos. Pero, ¿de dónde vienen los concentrados de resina? ¿Cuál fue el primero en conocerse? ¿Cuál ha sido la evolución en las distintas técnicas que han acabado apareciendo?

Las extracciones de resina de cannabis llevan utilizándose desde siglos atrás, tanto a nivel medicinal como lúdico o recreativo. Pese a que no existe una fuente fidedigna que establezca claramente cuándo y donde se realizó el primer concentrado de marihuana, como veremos a continuación sí tenemos una serie de testimonios que nos permiten divagar sobre el origen de este producto, que sin duda proviene de Oriente Medio o Asia Central y tiene una historia de más de 1.000 años.

Os invitamos a acompañarnos en un apasionante viaje que nos llevará desde la Persia del siglo X hasta el día de hoy, y en el que veremos cómo han ido evolucionando las distintas técnicas y productos conseguidos a partir de una misma materia prima, nuestra querida planta.

Las estribaciones del Hindu Kush son zonas tradicionalmente productoras de hachís
Las estribaciones del Hindu Kush son zonas tradicionalmente productoras de hachís (Foto: USAID)

Los primeros concentrados de cannabis

Aún desconociendo la fecha y lugar exactos del descubrimiento de la extracción de resinas de marihuana, hoy en día sabemos que ya en el siglo X se utilizaba el hachís en Oriente Medio, aunque no sabemos si el primer concentrado provenía de esta zona o de Asia Central, en lo que hoy sería Afganistán, Uzbekistán, etc. Tenemos constancia de una de las primeras menciones al hachís en toda la Historia, encontrada en el "Libro sobre Venenos" de Ibn Wahshiyya (probablemente escrito en el siglo X) en la que se describen las propiedades toxicológicas de esta sustancia. Sabemos seguro pues que el primer concentrado de resina fue charas, o lo que es lo mismo, hachís hecho a partir de frotar con las manos las flores de la planta de cannabis fresca, de manera que la preciada resina queda pegada a éstas.

El uso de hachís se extendió sin freno por todo el territorio musulmán, en gran parte gracias a los monjes sufís que lo llevaban consigo allá donde fueran. Pasados pocos siglos empezarón a utilizarse distintas técnicas de cribado en seco que permitían procesar las plantas secas de manera mucho más rápida y eficiente que el tradicional charas. En cuanto la demanda de hachís se disparó (a partir del siglo XVII), el hachís cribado en seco copaba la mayor parte del material producido a nivel mundial en detrimento del charas, que ya prácticamente sólo se manufacturaba en Nepal, Cachemira y zonas del norte de la India. Tradicionalmente, las mayores zonas de cultivo de cannabis y producción de hachís se encontraban en el Turkestán y el área que hoy comprende Afganistán, con Líbano como otro importante foco de producción de hachís cribado en seco.

El Eden Hashish Centre, en Katmandú (Nepal), ofrecía hachís de primera a sus visitantes
El Eden Hashish Centre, en Katmandú (Nepal), ofrecía hachís de primera a sus visitantes

La producción de concentrados de cannabis no cambió demasiado hasta el siglo XIX. En efecto, en 1839 y tras años de investigaciones en la India, el doctor Walter O'Shaughnessy publicó su tratado sobre preparados de marihuana, en el que explicaba la preparación y propiedades de la tintura de cannabis, un extracto hecho con alcohol. Nacía así la primera (o una de las primeras) técnicas de extracción con solvente, que llegaba a Occidente gracias a este médico e investigador y que no tardó en despertar el interés de la comunidad médica europea y americana.

Los años 60: nacen las técnicas modernas de extracción de resina

La manufactura de concentrados no sufrió cambios significativos hasta finales del siglo XX. Aunque ya en 1940 el Gobierno de los Estados Unidos había incorporado un acetato de THC para su controvertido programa de interrogatorios, no fue hasta la aparición de los primeros ocidentales en los países tradicionalmente productores, a partir de la década de los 60, cuando las técnicas ancestrales para producir hachís en seco fueron sustituidas por modernos sistemas de cultivo y de separación de glándulas, aunque siempre siguiendo los principios de la técnica tradicional (separación mecánica de tricomas según tamaño por gravedad). Estos avances permitieron a los productores satisfacer la demanda mundial, aunque en muchos casos a expensas de sacrificar calidad del producto final.

En la misma época, pero al oeste de los Estados Unidos, investigadores y apasionados de la marihuana experimentaban extrayendo con distintos alcoholes y tipos de yerba, así como con piezas de hachís. Algunos incluso empezaron a investigar la isomerización de CBD en THC, como el conocido autor D. Gold. De esta forma se consiguieron los primeros aceites de marihuana, sustancias de una potencia y efecto muy superiores al producto del que provenían. Lógicamente, y con el tránsito que había en esa época de aventureros americanos camino del Hippy Hashish Trail (que pasaba por los principales países productores de hachís y marihuana, como Líbano, Afganistán, Pakistán, India o Nepal), pronto una serie de emprendedores occidentales como la Hermandad del Amor Eterno empezaron a producir aceites (extracciones hechas con solvente) en dichos lugares que luego exportaban de contrabando a los EEUU.

Extracción sin solvente con agua y hielo de gran pureza
Extracción sin solvente con agua y hielo de gran pureza

Finales del siglo XX, la revolución del water hash

En 1987, un anuncio en la revista High Times anunciaba un novedoso método de extracción sin solvente basado en la distinta densidad entre los tricomas y la materia vegetal una vez sumergidos en agua. En este anuncio, publicado por Sadu Sam (aka Sam Skunkman), el autor ofrecía el secreto del water hash a cambio de 10$. No obstante, Sadu Sam se limitaba a ofrecer un sistema que le había explicado Neville anteriormente, quien a su vez siempre ha afirmado que a él se lo había contado otro americano apasionado de los concentrados.

Una década más tarde, en 1998, Mila Jansen comercializó sus primeras bolsas para hacer hachís con agua y hielo, llamadas Ice-O-Lator. Mila no era ninguna novata en la industria, pues hacía ya tiempo había sacado al mercado su sistema de cribado en seco automático, el hoy conocidísimo Pollinator. Apenas 7 meses más tarde, Bubbleman fundaba Fresh Headies y comercializaba sus Bubble Bags, su propio juego de bolsas para water hash que incluía muchos más micrajes que el sistema de Mila, por lo que conseguía una mayor calidad. La industria de los concentrados de cannabis empezaba a dar sus primeros - y firmes - pasos.

Extracciones de cannabis del siglo XXI: BHO, CO2, Rosin

En 1999, aparecieron en la red unas instrucciones para elaborar un nuevo tipo de extracción de gran pureza utilizando butano como solvente. A partir de aquí, la popularidad del BHO (Butane Honey Oil) creció de manera exponencial pese a los peligros que entrañaba el proceso, en aquel entonces sin circuitos cerrados y hecho manualmente, con la técnica denominada open blasting. Unos años más tarde empezaron a utilizarse los primeros circuitos cerrados, que proporcionan mucha más seguridad al operario del sistema.

Aceite BHO de Sugar Pop de Philosopher Seeds
Aceite BHO de Sugar Pop de Philosopher Seeds

Pronto, expertos en extracciones empezaron a depurar el BHO con etanol, consiguiendo lo que hoy llamamos shatter. A base de experimentar con pequeñas variaciones durante el proceso de extracción y purgado, se consiguieron distintas texturas a partir de un mismo concentrado, el BHO, como el propio shatter, el budder, el honey comb, el moonrock, etc. La revolución del dabbing había comenzado, pues estos extractos son fácilmente vaporizados con ayuda de bubblers y clavos de cerámica, borosilicato o titanio, también de clavos eléctricos.

Sin duda, el Rosin Hash ha sido la útima técnica de extracción presentada y que goza hoy de gran popularidad. Se trata de utilizar gran cantidad de presión y calor para "licuar" y extraer la resina, ya sea de material seco o de otros concentrados que quieran depurarse. Las extracciones con CO2 supercrítico son también más populares cada día, especialmente en los Estados Unidos, donde gracias a la legalización en muchos Estados la investigación y desarrollo sobre extracciones de cannabis avanza a pasos agigantados...algo que celebramos y envidiamos por igual!

Felices concentrados!

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